Sinónimo de éxito, sencillez y valor.


 Pilar, moreno, robusto, tosco, pulcro. Sincero. Solidario. Un hombre que decidió concentrar su vida alrededor de lo que más ama, el deporte. Tuvo altas y bajas, pero nunca se rindió.

El jugador Roberto Tejerizo, entrenando con rudeza y pasión. Siempre pensando en el futuro y en como progresar en su carrera como rugbista.


El país cumplía aniversario de un conflicto bélico del que jamás sanaremos. Nuestros patriotas desembarcaron con el sueño de recuperar lo que nos habían robado, la ilusión de clavar la celeste y blanca en aquel pedazo de tierra del cual siempre diremos que nos pertenece, nuestras Islas Malvinas. El 2 de abril dio inicio a una masacre que acrecentaría con los días; y a mitad de aquel fatídico mes, seis años más tarde, nacía en San Miguel de Tucumán, Roberto “el negro” Tejerizo, actual jugador de rugby en  CSMStiinta Baia Mare de la primera división de Rumania.

Se dedicó a ganar, a romper todas las barreras que existen en la vida y las pruebas del destino. El perder, de manera temprana, a su melliza Carolina, cuando tenía apenas 12 años, marcó a la familia Tejerizo. Ver la fuerza de su hermana, su valentía, la manera en la que luchó como una guerrera incansable frente a una dura enfermedad fue su ejemplo y motor para seguir:

“… No tenía venas para que la pinchen y ella se levantaba, e iba a hacer las quimioterapias lo mismo …”

Esto marcó un antes y un después en la vida de su hermano. El “negro” recuerda con la voz entrecortada y sus ojos brillosos como cristales, todo lo que compartía con su hermanita; los juegos, las risas y que hasta una vez ella quiso ir a Lawn Tennis a jugar al hockey para estar cerca de su melli. Pero por su enfermedad esto nunca se dio. Por lo general los mellizos no suelen compartir sensaciones, pensamientos e ideas. Eso sólo es para los gemelos, sin embargo, este par de hermanos, Roberto y Carolina, tuvieron y tienen aún hoy, una conexión muy particular:

“… Hasta el día de hoy siento que está conmigo. Siento esa conexión …”

 Él siempre tendrá un ángel muy particular y especial a su lado… un ángel que lo llena de luz y amor.

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Roberto Edmundo Tejerizo (31) comenzó con la ovalada a los siete años en el Club Lawn Tennis, de avenida Gobernador del Campo 351. Allí hizo las divisiones infantiles, juveniles y luego subió al plantel superior.

“… Recuerdo de la época del 88’ que todos éramos grandes amigos. Pero los que pudimos disfrutar y vivir de esto somos Nico Sánchez y yo. Somos unos privilegiados…”

El negro siempre rescata eso, el ser un privilegiado por todo lo que le dio el rugby. Los mejores momentos los vivió dentro del verde césped donde a fuerza de golpes defendió el in-goal de su equipo y también fue castigado haciendo esto.

Se jugaba la quinta Copa Mundial de Rugby, organizada en Australia, con la ruptura en la hegemonía de las superpotencias del Sur al consagrarse por primera vez una nación del Norte, Inglaterra. Mientras en Córdoba se realizaba un Torneo de Los Pumitas que jugaban contra Samoa. Roberto bien plantado en su puesto fue a trabar, y salió con conmoción cerebral. Sus padres estaban en la tribuna; para Lidia, su mamá, fue fatal aquel momento en el que vio a su hijo caído. Ella se levantó y salió del campo sin emitir sonido. Esa fue la última vez que lo vio jugar. Desde entonces, Lidia espera que pase el encuentro y luego lo llama o le envía un mensaje para saber si está bien y recién puede ver la repetición del partido. En cambio, para él fue algo normal, un golpe propio del juego ya que su puesto requiere de mucha fuerza, choques y golpes. Pero no por ello deja de entender la postura de su madre. A ella le impresiona presenciar los golpes que él recibe, como le sucedería a cualquier madre en su lugar. Más allá de esto la familia Tejerizo siempre lo acompañó en su decisión de dedicarse al rugby. Eso remarca siempre el ex Puma, el acompañamiento que tuvo y el apoyo de parte de los suyos.

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Por más batallas que se le presenten el pilar siempre está de pie. La palabra rendirse no está en su vocabulario. Cuando Carolina partió, dejó una carta muy emotiva para su familia. Recordó emocionado un pasaje que fue el que más lo marcó:

“…Nunca pierdan las esperanzas en ningún momento de la vida…”

Esa frase lo ayudó y lo formó como persona y jugador. Fue una parte muy importante de su historia. Por ello nunca se dejó caer.

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La convocatoria para vestir la naranja en el Torneo Regional no se hizo esperar y llegó en el mismo año en el que Las Leonas ganaron el Mundial de Hockey en Argentina.
El primera línea de “Los Benjamines” tenía mucha competencia en el equipo, ya que en su posición estaba Felipe Bettolli, que venía de jugar con Los Pumas y Pampas, lo seguían Diego Más, Nico Sánchez, Gabriel Azcarate, Aníbal Terán, el Chancho Lagarría, Bruno Cuezo, Juan Ávila, sólo por nombrar algunos de los jugadores históricos de la selección de Tucumán, de la época dorada. Vio, jugó, disfrutó y aprendió de todos un poco.

Luego llegó el seleccionado argentino que por aquellos años se llamaba Jaguares. Era una Argentina XV. Jugó el Torneo Sudamericano en el cual se coronó campeón en los años 2011 y 2012. Entre 2010 y 2011 jugó también en Pampas XV con quienes salió campeón de la Vodacom Cup. Aunque Roberto no tuvo la suerte de jugar mucho en este equipo, siempre acompañó desde el lugar que le tocaba. Siguió en Los Pumas para regresar en 2014 a su primer amor y salir campeón del Torneo Regional del Norte. En total tuvo cinco trofeos con el equipo de avenida Gobernador del Campo. Volvió al seleccionado tucumano hasta que llegó el mejor momento de su vida. En aquel entonces, en nuestro país, La Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo recuperó al nieto 119. En ese mismo año le tocó ir a jugar en Barbarians, también conocido como “Baa-Baas”. El club fue creado en 1890 por William Percy Carpmael, un estudiante de Cambridge. Y se accede por invitación.

Para Tejerizo formar parte de este equipo fue uno de los mayores logros en su carrera. Literalmente jugó con estrellas con las que competía en la play station, tales como Adam Jones y Josevata Rokocoko. Más allá de ser los mejores del mundo en lo que hacen, “el negro” recuerda que al compartir con ellos pudo notar que eran tremendos como personas y muy humildes. Fue una experiencia divertida tanto dentro como fuera de la cancha:

“…Fueron los mejores doce días de mi vida…”

Entre muchas anécdotas con los jugadores de “Baa-Baas”, que quedarán en la mente del tucumano, hay una muy divertida con Rokocoko. Un día sonó la canción de Nicky Jam, travesuras, que escuchaba el argentino y a Joe le gustó, llamó a Roberto, puso el tema en su parlante y salió caminando escuchando a Nicky mientras lo acompañaban los demás a coro. Josevata es uno de los jugadores que admira Teje y lo cataloga como el mejor de Nueva Zelanda, una estrella.

Cualquiera pensaría que por todo lo que vivió desde tan chico, compartir con tantas estrellas, los viajes, el reconocimiento no sólo a nivel local y nacional, sino también mundial, el joven pilar es vanidoso, presuntuoso o que se la “cree”, como se dice coloquialmente, pero no, él es todo lo contrario. El mismo trato que tiene con estos mega jugadores lo tiene con sus amigos, saluda a todos los que se le cruzan en la calle, si alguien le pide una foto no tiene problemas en parar y sacarla, come con los trapitos en la vereda. Es muy humilde y solidario. Sabe que lo que le ocurrió a él en el ámbito profesional quizás es lo que cualquier rugbier desea, pero no por eso se siente más que nadie. En cada lugar por el que pasó se dedicó a disfrutar, ya sea en un vestuario con los mejores del mundo, o en la calle comiendo un sándwich con quienes le cuidan el auto. Reconoce que si es el tipo que es hoy es gracias a Lidia, a la educación que le dio y a los valores inculcados de los que nunca se aparta. Siempre es bueno saludar y ser agradecido.

Una de las etapas duras que le tocó vivir fue en el 2016, un 15 de octubre, cuando la URT (Unión de Rugby de Tucumán) tomó la decisión de suspenderlo hasta el 31 de diciembre de dicho año por un entredicho con el árbitro Matías Pascual, quien lo expulsó por la sexta fecha del Súper 8 en un partido contra Los Tarcos. Según el informe de Pascual Tejerizo le propinó un “hombrazo” por la espalda y de manera intencional. Al parecer no había argumentos suficientes para sostener la medida y luego de dos semanas sin jugar el pilar de “Los Benjamines” regresó al ruedo; esto causó indignación en los árbitros y decidieron como medida de fuerza parar el rugby en Tucumán reprogramando las fechas de todas las categorías. Fue entonces cuando la entidad que rige el rugby en Tucumán decidió suspenderlopor 2 meses y medio.

Al contrario de lo que alega el árbitro en cuestión, Roberto dice que jamás fue a golpearlo. Que él quiso cubrir un espacio, Pascual estaba ahí y se produce un empujón, y repite que fue una situación de juego sin mala intención. Dentro de la cancha el 1 es muy agresivo, pero es lo que requiere su posición.

Hoy eso forma parte de su pasado y cuando se encuentra con Matías se saludan con total cordialidad. No quedó rencor ni malos pensamientos para con el otro. Pero en su momento fue un golpe muy duro, ya que perdió de jugar el Torneo Argentino con la “naranja” y tal vez, una oportunidad en el Mundial de Inglaterra con Los Pumas. En aquellos momentos la tristeza se apoderó de él ya que pensó en la posibilidad truncada de que lo lleven con el seleccionado argentino.

Dentro de su corazón convivieron la tristeza y la bronca ya que escuchó a mucha gente decir cosas de él que no eran ciertas. Personas que no lo conocían y se unían a las críticas de otros. Eso le dolió y sólo pensó en no hablar a pesar de que los periodistas lo llamaban seguido para que les diera notas buscando su palabra como agua en el desierto. Pero “el negro” se llamó al silencio hasta que pasó la tempestad y pudo volver al campo que era lo que más anhelaba. Hoy en día puede decir que es algo que ya pasó y no le gusta tener una reñida relación con nadie ni crear rencores absurdos.

Remontándonos apenas unos meses en el tiempo encontramos otra ocasión dura para el atleta. En una gira de Jaguares por Nueva Zelanda, tenían una seguidilla de partidos y cuando jugaron contra Hurricanes dentro de la cancha sintió un ¡crack! en el hombro; supo desde entonces que algo no estaba bien. Tuvo una luxación. El dolor y la desesperación fueron tales que el jugador solo podía llorar y pedir a gritos ayuda. El médico entró a la cancha, lo atendieron y le dijeron que era para operación.

Este momento fue sumamente triste para él porque venía jugando muy bien y teniendo continuidad en el equipo que le tocara estar. Por esta lesión pasó seis meses alejado del rugby. Fue desesperante porque no podía hacer lo que más le gustaba. Necesitaba entrenar, jugar, taclear, descargar toda la energía que acumuló. Sentía que la ovalada lo llamaba a gritos y le pedía estar en contacto con sus manos.

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“… Mi padre es mi gran referente…”

Así lo siente el rugbista tucumano. Su cuerpo habla por él cuando nombra a su papá, el doctor Roberto Tejerizo (abogado). “El negro” por ser su primer hijo lleva el mismo nombre de su progenitor, luego está su hermano Mariano (23) y María del Rosario (18). Sus dientes, perlas en perfecta simetría, no dejan de mostrarse cuando sonríe. Llena sus palabras de orgullo al nombrar a su padre, es su ejemplo a seguir por todo lo que logró, por la familia que formó y por sacarlos adelante; por empujarlos a cumplir sus sueños, apoyarlos y acompañarlos. Tal y como lo hizo con Carolina cuando la llevaba a sus terapias y luego de que la pequeña se convirtiera en una estrella que brilla cada noche en el firmamento, supo junto a Lidia, mantener en pie a toda su gente aún con el dolor de la pérdida en su alma. 

La admiración entre padre e hijo es mutua. El señor Tejerizo cuenta que su pequeño siempre tuvo aptitud para los deportes. Él lo llevó a Atlético Tucumán a los 5 años. En Ojo de Agua hacía fútbol pero al niño siempre le llamó la atención la ovalada. Tenía como referencia en este deporte a su tío, Daniel, hermano de su papá, quien jugó en el seleccionado de Tucumán.

Al doctor le gustó que su hijo hiciera deportes ya que eso le brindó una cierta actitud hacia los demás. Su pecho se ensancha al destacar algunas acciones del pilar. Es una persona muy solidaria con todo aquel que necesite de él, un chico dedicado, cariñoso, siempre se preocupa por sus hermanos, sobre todo por María, es muy celoso de ella. Su corazón es muy bondadoso, no tiene problemas en poner su imagen siempre que sea por una buena causa. No tolera las injusticias y tiene un carácter especial, es muy enojón. Más allá de eso le inculcaron que estudiara y se formara, el deseo de muchos padres para con sus hijos. Pero el pequeño ya había decidido inclinarse por el rugby. De todas formas, el jefe de familia no pierde las esperanzas de que Roberth estudie cuando termine su carrera como deportista.

 Por otra parte, habló sobre lo sucedido con Matías Pascual y recordó que fue algo que afectó a toda la familia. EL ex Jaguar tuvo un bajón anímico importante por todo lo que perdió con esa suspensión, por cierto, injusta para la familia y amigos del jugador. Sin embargo, entienden que en este deporte el árbitro siempre tiene la razón y esa es la regla.
Es una familia muy unida, siempre acompañaron al “negro” en todas y cada una de las decisiones que tomó a lo largo de su carrera. Hoy, si hay algo que le queda pendiente justamente y para alegría de su padre, es estudiar, retomar abogacía. Esto no es sólo un gusto personal sino también porque quiere parecerse al doctor ya que él va al frente, no le importa nada, sea quien sea. Estudia mucho. Lo vio trabajar en el caso Lebbos día y noche y sacarlo adelante. Además, por el prestigio que tiene la familia, todos hablan bien de los abogados Tejerizo.

“…Más que nada quiero que mi viejo me vea que pude terminar…”

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Un día normal en la vida de Roberto es movido de comienzo a fin. Cuando no está en competencia se levanta a las 6:40, a las 7 entra a su trabajo en el Tribunal de Cuentas. Sale a las 13. Va al bar de un amigo a comer y de ahí al gimnasio a entrenar hasta las 17 que regresa a su labor. La tarea en el Tribunal culmina a las 20. Los martes y jueves por lo general va a Lawn Tennis a colaborar con las divisiones infantiles, a veces visita también el gimnasio del club y alrededor de las 22 llega a su casa a comer, bañarse y acostarse.
Esto de ir al lugar que lo vio nacer para ayudar a los más chicos es un mimo al alma que se da el deportista. Ésta es su segunda casa, su familia. Además brindar su apoyo a los más pequeños y a los que recién comienzan en las divisiones juveniles, es, para él, la forma de devolver un poco de todo lo que le dieron, más allá de habérselo ganado con mucho trabajo y disciplina.

“… Me perdí casamientos y cumpleaños por jugar en mi club…”

Es un hombre que se maneja tanto en la cancha como en la vida de una manera correcta, tratando de inculcar valores a quien se le acerca a pedir un consejo. Salió con amigos y tuvo fiestas, pero cada vez que había que entrenar no faltaba y si al día siguiente jugaba, la salida ya no era prioridad para él. Jugar y ganar sí. Y no sólo cuando estuvo en Jaguares, Pumas o Barbarian, también cuando estaba en los “Benjamines”. Sabía que si no llevaba una vida sana el día del partido no rendiría como debía. Pero no es algo que sienta como un tiempo perdido o que le genere añoranza, por el contrario, es su forma de vida y no sabe vivirla de otra manera.

Cuando era chico e iba alguna figura del rugby a su club era emocionante y luego de cada visita se sentían indestructibles. Ver a alguien que llegó a donde ellos quieren ir, escuchar sus historias, sus anécdotas era increíble para aquellos niños. Entonces ahora pretende hacer lo mismo, aunque reclama que es algo que se está perdiendo y que a los históricos del club siempre les dice que vayan, colaboren, que alienten a los chicos. Es obvio que muchos trabajan o tienen vidas agitadas, sin embargo, insiste en que hay que hacerse un tiempo:

“… Yo les digo, ustedes son héroes para los chicos”.

Cuando juega afuera, es más tranquilo porque sólo debe preocuparse por entrenar, comer bien y descansar. A las 8 se levanta, a las 9 practican en dos turnos: en el gimnasio y en el campo. Luego almuerzan y descansan a la siesta. Por la tarde nuevamente se ejercitan de 17 a 19. Posteriormente hay recuperación con baño de inversión, yacusi, hierro, comida y descanso.

El costado solidario del pilar es muy conocido puesto que participa en todas las asociaciones que ayudan a la gente, sobre todo a los niños. Apoyó, por ejemplo, al programa “Entrenando por la Vida” que se realiza en el Complejo Belgrano y es llevado adelante por la Secretaría de Deportes de la Provincia. El mismo ayuda a chicos con capacidades diferentes a realizar distintos deportes adaptados. El ex Puma dice que se trata de la inclusión, mediante el rugby tratar de incluir a los chicos y que todos puedan jugar. Le tocó ir a Cardenales donde “el pelado” Varela está haciendo un gran trabajo con estos pequeños al igual que las chicas que juegan al rugby del club.

Pero no sólo colaboró con este proyecto sino también con un programa que es impulsado por el IPLA (Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo). “Un pase a la gloria” es el nombre de este proyecto que trata de incluir a niños de barrios carenciados, en situación de vulnerabilidad social de entre 8 y 15 años mediante la práctica del deporte (rugby) y fortaleciendo los valores del trabajo en equipo, la solidaridad, el respeto y el compañerismo. En esto están comprometidos la Unión de Rugby y los clubes Tucumán Lawn Tennis, Los Tarcos, Tucumán Rugby y Cardenales.

“…Son chicos de la villa o de la calle, que no tienen la posibilidad de pagar una cuota…”

Estos programas los ayudan, les enseñan y los sacan un rato de la calle. Pero el campeón entiende que es algo que está en cada persona. Hay quienes quieren cambiar y quienes no.

Recuerda a un chico que tenía vastas condiciones para Competir en MMA. ÉL se ejercitaba todos los días, los muchachos del gimnasio le pagaban los entrenamientos, las proteínas, lo buscaban en su casa para llevarlo a practicar… lo cuidaban. El pibe tenía una pelea muy importante y esa semana comenzó a fallar, no iba a entrenar, no llegaba al peso. Salía de fiesta, cuando llegó el día del combate fue y perdió. El joven tuvo todo para poder salir de su realidad, pero lamentablemente lo desaprovechó. Si él daba ese salto llegaban los sponsors, el dinero, otra vida:

“…Hoy en día este chico vende drogas, armas…”

Roberto también visitó el penal de Villa Urquiza en varias oportunidades apoyando otro de los programas del gobierno, en este caso “Un pase a la libertad”, que es avalado por el Ministerio de Seguridad y Justicia. Lo que se busca con este proyecto es la reinserción social de los reclusos del penal y mediante el rugby transmitir los valores de la ovalada de compañerismo y respeto. Entre los jugadores se encuentran los protagonistas de los casos más resonantes de la provincia.

Fue muy fuerte la experiencia de estar en la cárcel, conocer y ver de cerca la situación de los que están privados de la libertad. Recuerda en un pasaje de la nota el pilar:

“…Te enseña a valorar la vida…”

Muchos criticaron su visita a este lugar, no obstante, él siguió yendo solo y acompañado de otros jugadores. Se pone en el lugar de aquellas personas a quienes el destino los dejó en off-side, los observa y comparte sin juzgarlos y tratando de comprenderlos con mirada respetuosa. El “negro” quiso que estas personas por un momento se olviden de su realidad, transmitir los valores del rugby y llevar un poco de alegría. De acuerdo a las palabras de quienes están a cargo de los presos, este programa hizo que mermara la violencia y el consumo de drogas en el penal.

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A comienzos de este año Roberto se trasladó a Rumania por una propuesta para jugar en CSM Stiinta Baia Mare, un club que juega en la CCA Bank Superliga, en la primera división del rugby rumano. Allí estuvo 5 meses y salió campeón. Fue una experiencia muy buena en lo personal y en lo profesional ya que estaba con muchas ganas de jugar en el extranjero, así que disfrutó al máximo esta posibilidad.

En su futuro cercano espera poder seguir su carrera fuera de Argentina, está en tratativas con clubes de Francia e Italia, pero en caso de no concretarse tiene la posibilidad de regresar a Rumania. Los directivos quedaron conformes con su actuación. En su vida se abre un abanico de posibilidades para cerrar y coronar un año en el que la realidad sobrepasó las expectativas.

Mira aquí un video con el repaso de la carrera de Roberto Tejerizo.



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