Galopando con una enfermedad



El estruendo del galope ensordece el andar vertiginoso. 

Al llegar a la Avenida Silvano bores, más precisamente al pasaje jerónimo cabrera, me encontré con un señor sentado en una vereda alta, en su silla y con sus muletas al lado. Estaba allí tranquilamente mirando su barrio y respirando el aire fresco de una mañana que por momentos peinaba sus canas, pero en absoluto silencio producto de su enfermedad. Sus ojos color café prestaban atención a cada movimiento del lugar, sus manos dormían en sus piernas y el resto de su cuerpo no se movía.
Me acerqué y le estreché la mano presentándome. “Hola como le va, me llamo Matías, usted es Ramón Barrionuevo? vengo a charlar un poco con usted”, le dije. A lo que él respondió, “si lo estaba esperando,  mi hijo Sebastián me dijo que vendría”. De pronto salió una señora para recibirme, con un cálido beso se presentó y me invito a pasar a su hogar, supuse que era su esposa, y estaba en lo correcto.
Una corriente de aire frio se hizo presente en mi piel, el olor a mojado del contra piso me hacía sentir que hace instantes se había limpiado y ordenado el lugar, pase la primera puerta y entre a la cocina, ella ayudaba a su marido por sus dificultades al caminar, de repente muchos cuadros sobre las paredes llamaron mi atención. Eran todos de sus carreras alguna vez ganadas.
“Siéntate hijo, donde quieras” me invitó ella, Claudia Andino, pelo negro, baja estatura y con una sonrisa radiante, es  la esposa del “negro morra” como lo conoce todo el mundo, ella  una vez eligió a este hombre para formar  una familia, hoy compuesta por sus hijos Noelia de 33 años , Sebastián de 27 y Sergio de 22.
Al hablar de su infancia intento expresarse lo más que pudo, pero se hacía difícil por momentos porque una enfermedad  inmovilizo la mitad de su cuerpo y le produjo muchas dificultades para hablar por eso ella relataba cada palabra que el intentaba decir.
Tuvo una  infancia muy dura, trabajaba mucho en el campo desde chico, pero le gustaban mucho los caballos, siempre iba al hipódromo, trabajaba de peón y un día, su abuelo le regalo un potrillo, se escapó y se fue al hipódromo a hacer carreras con otro amigo, ese día se cayó  y le quedo una cicatriz grande en la cabeza, la cual a cualquier persona le daría intriga saber cómo se la hizo. Empezó a correr a temprana edad, mas precisamente a los 13 años en el hipódromo de nuestra provincia.
 Eh este… Lo que pasa es que uno… ¿Qué quieres decir? Pregunto su esposa,  Este… El ganó tres batallas, Si sí eso, era casi imposible que una persona que hablara por primera vez con Ramón pudiera entender lo que quería expresar, pero ahí  estaba ella, quien estuvo siempre a su lado.
Uno ganó en el  año 88, con Viz Nubarrón, solo tenía 20 años, a la semana siguiente viajó a córdoba donde ganó el San Jerónimo con el mismo caballo y los otros dos ganó en las 2004 y 2005, cuenta Claudia con emoción.
 Con satisfacción en su rostro, comenta que en las victorias del año 2004 y 2005 pudo disfrutarlas mucho más, ya que en el año 1988 eran épocas de noviazgo con el entonces jockey. Aunque los unía una hija, que había nacido en el año 1986, pero su relación  nació dos años antes. 
La inquietud de saber si seguía yendo al lugar que lo vio nacer, que lo hizo crecer como persona y deportista me hizo preguntar si seguía ligado con  la actividad, a lo que respondió: “ de vez en cuando voy, a veces no tengo muchas ganas de ir” , de repente una mueca en el rostro de su cónyuge me hizo saber que había algo más, ella lo interrumpió y expresó: “ A veces no quiere ir porque se acuerda de su trayectoria, de su pasado en el hipódromo, se ve en la situación en la que está hoy en día y se siente mal, pero él tiene que estar tranquilo, ya está escrita la historia”.

 Si bien su vocabulario no es preciso, sus gestos dan a entender todo, sus ojos y su cabeza meneando, afirman el excelente trabajo del nuevo delegado del hipódromo de Tucumán, quien con su trabajo cambio muchas cosas.
“el hipódromo está muy lindo, era hora que alguien pueda dejarlo así” expresó con dificultad luego de preguntarle cómo veía el lugar.
 Las obras realizadas como, la remo delación de cuartos de jockeys, redonda, estacionamientos etc. Le dieron pie al negro morra y dijo: “antes no había sauna ahí, yo lo hice hacer, pedí y lleve a una persona para que lo hiciera”.
El jockey tucumano no tuvo nunca el reconocimiento que debió tener, solamente una carrera que llevo su nombre y un cuadro en el museo. Claudia con muecas de desencanto meneaba su cabeza afirmando la falta de reconocimiento hacia su marido, quien agachaba su mirada. Aunque hubo muchas figuras a este deporte no se le da tanta importancia, hay mucho material pero no se hace tanto, muchísima gente vive de esto, a los alrededores del hipódromo casi todas las familias subsisten por el turf comentaba ella.



“Viz Nubarrón fue el mejor caballo que corrí en mi vida, su cuidador era Roque Scaraviglia y sus dueños eran don Roberto y don Seferino Miglio, quienes eran hermanos” Contó el negro.
Lo puso muy contento el saber que en la escuela de aprendiz hay muchos chicos que cuentan con esa posibilidad tan grande, de encaminarse para un día llegar a ser un jockey profesional, posibilidades que antes eran nulas, siendo que este hipódromo es el mejor del interior, así tildados por muchos.
Un gesto de dolor en su rostro opaco en momento al recordar que Pablo Falero estaba próximo a retirarse, pero que igual Jorge Ricardo por el momento seguiría corriendo, que también hay muchos chicos nuevos pero su ídolo es Noriega dijo con una voz convincente al pronunciarlo.

Muchos jockey nuevos, muchos caballos nuevos comenzaron a correr después de su retiro en  las pistas, fue tapa de los diarios un animal que dio que hablar. Cuenta que Sir Melody es un muy buen caballo, muy completo, pero en los últimos años el mejor caballo que vio fue Incurable Rebel, Quien ganó tres batallas de Tucumán consecutivos.
El turf es un deporte muy riesgoso, muchos jockeys murieron al caerse o ser pisados por el animal, lo de Ramón no fue una excepción ya que se cayó muchas veces. Si bien no fueron letales, en una carrera, mas precisamente en la largada, el cayó y la yegua cacheteo su cara con las manos, lo desfiguro y estuvo internado por 3 días, fue en la largada de los 800mts. Otra antes de un batalla rodó con un potrillo y le produjo la rotura de su clavícula.
Uno de sus hijos, Sergio el menor, es jockey, está actualmente corriendo en Buenos aires, su padre con mucho orgullo cuenta que lo ve corriendo muy bien, que lo fueron a ver y están muy contentos por su momento actual. “Fuimos en Enero a verlo correr, el salió de la escuela en septiembre, comenzó a correr en octubre así que lo estamos disfrutando” dijo su madre.


Me imagino verlo correr un Pellegrini, dijo el negro, haciendo referencia al premio más importante de la Argentina, de solo pensarlo sus ojos se llenaron de esperanza, sus cejas se elevaron apoderándose de su frente y su sonrisa cubrió de par en par su cara.


Palermo y la plata eran los hipódromos en donde morras había estado, Pero en la capital de Buenos Aires cruzó primero el disco en 3 oportunidades, corriendo el premio Provincias Unidas, Con los caballos Viz Nubarrón y Juan Talentoso.
Si bien, paralelamente al turf se hacen carreras cuadreras en distintas partes de nuestra provincia, a él nunca le gustaron, ni verlas ni correrlas. A su hijo siempre le dijo que no las corriera porque son peligrosas y feas. El destino hizo que un 7 de diciembre del año 2015 a Ramón Barrionuevo le agarrara un ACV, justamente ese día se realizaba un festival cuadrero, era un día sábado. Sergio corrió en esa reunión porque le habían comunicado que si no lo hacía, no podía correr al día siguiente.
“ese día mi hijo tubo una rodada muy fuerte, casi se mata, fue el mismo día que le paso eso a mi marido que estaba en la habitación 20, mientras que Sergio en terapia intensiva, casi me infarto, fue una situación horrible, yo llegue al sanatorio a verlo a Ramón y me doy con que lo sacan a mi hijo de la habitación de rayos en silla de ruedas, en ese momento me entere, yo no sabía nada, el mismo neurólogo lo veía al padre y  al hijo”, confesó Claudia con un rostro de tristeza al recordar ese duro momento.
Por otra parte al ex Jockey se lo ve con buen semblante, a pesar de su enfermedad, que fue muy fuerte,  ni los médicos se explican cómo está hoy en día, después de sufrir uno de los ACV más complicados, pero lo pudo lograr. Según su médico él está con vida gracias a la sanidad de su cuerpo, ya que nunca tomo bebidas alcohólicas, no fumaba ni consumía drogas, salía a correr todos los días de su vida, al parque 9 de julio o al hipódromo, además de andar en bicicleta. Lo sometieron a una peligrosa cirugía, pero salió con éxito, lleva en su cabeza del lado izquierdo una cicatriz en forma de herradura.



Una mañana el negro morras se fue a entrenar con un caballo, cuando estaba vareando comenzó a sentirse como nunca antes  y gritó “me siento mal”, y ahí corrieron a ayudarlo, apenas lo bajaron, ya tenía la mitad de la res caída.
Ramón habló del momento trágico donde ese caballo lo salvo. “a ese caballo nadie lo quería varear, porque era muy malo, muy arisco, con el único que se dejaba montar era conmigo. Los que me ayudaron a bajar del caballo me cuentan que se sorprendieron, porque en un momento, el animal pegó la vuelta y se venía hacia el stud, por medio de la cancha, relinchaba sin parar como avisando lo que me pasaba, en ese momento se quedó quieto esperando que me bajen. Si seguía corriendo seguro me mataba, pero él se dio cuenta de todo, el me salvo la vida, lo que son los animales”
Si bien ya pasaron unos años de aquel trágico día, son heridas que tardaran en cerrar o tal vez no sanaran jamás, su hijo Sergio Barrionuevo quedó shockeado ya que ese día estaba entrenando junto a su padre, vio cómo él se desvanecía, casi cayéndose del caballo. Sigue recordando hasta el día de hoy todo lo que sucedió, por el contexto en el que se dio, y de la forma que fue.
Padre e hijo habían planeado ir a capital de nuestro país, después de que Sergio termine la escuela de aprendiz. Ramón siempre se iba los fines de años, después de las fiestas  a trabajar, estaba cuatro meses y volvía. El plan de ambos no se pudo concretar, solo lo tuvo que hacer su hijo, solo, sin nadie que  lo pueda guiar, como su mismísimo padre, pero aguanto, llegó y está donde está.
Una historia como muchas que valen la pena contar, lugares donde una vez fue el cielo, término siendo un infierno, pero de enseñanza queda la dedicación al deporte y la disciplina. Si bien Ramón Barrionuevo hoy está retirado de toda actividad, tiene la fortuna de poder contar su historia y de tener una familia que lo acompaña en todo momento.





https://www.youtube.com/watch?v=rLNZD2rMsO4

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