Las Rosas que varios no conocen
La entrada. La cuadra Thames con acceso al barrio. |
Desconocido para muchos. El que lo conoce poco sabe de su historia y el porqué de su nombre, o hasta quizás no sabe su nombre verdadero. Barrio Vial lo llaman algunos, pero en realidad, el Barrio Cerro de Las Rosas es ese que se encuentra en el medio de la selva. A sus alrededores pregona la droga, los transas, los tiros y los chorros. Él pretende abstenerse, por momentos lo logra y por otros no puede hacer nada. Creció a partir de un monoblock y se fue formando y forjando a lo largo de los años para convertirse en lo que es hoy, un lugar donde religiones, etnias, culturas y gustos se mezclan día y noche.
La primera
parada me lleva a confirmar si lo que se dice en el barrio es cierto. La Dirección de Catastro y Edificación me
recibe mojado de pie a cabeza; sí, la lluvia me sorprendió. La camisa
cuadriculada del hombre que me atiende es similar al plano digital que luego me
muestran. Lo que se dice se confirma. El barrio es un rectángulo, desde Paso de
Los Andes hasta Ejército del Norte, todo por la Avenida Francisco de Aguirre,
adentro del mismo engloba las calles Thames, Pasaje Juan Cruz Varela, Emilio
Castelar, Pasaje Paraná e Isabel La Católica, todas paralelas a la Francisco de
Aguirre, y Manuel Alberti junto con Juan José Paso perpendiculares a la misma.
***
-Buenas
noches, hasta el Barrio Cerro de Las Rosas, por favor.
-¿Dónde?
Perdón, no conozco ese barrio.
-Siga por
aquí que yo le voy indicando.
La charla
entre alguien que vive en el barrio y un taxista tiene esta respuesta
frecuente; y claro, todos lo conocen por el nombre de Barrio Vial, pero en
realidad no es su verdadero nombre.
***
1990, este
fue el año en el que el barrio comenzó a formarse. El monoblock de Thames y
Pasaje Juan Cruz Varela empezó a tomar forma y los departamentos ya tenían
compradores. Serían los primeros en habitar el distrito. René Gómez, propietario del departamento 38 del edificio, admite
que nunca pensó que el lugar crezca tanto, cuando lo compró lo hizo como una
especie de inversión para luego venderlo. Pero para su sorpresa, el barrio
creció y ahora su esposa y sus dos hijos viven allí desde hace años. Él se separó hace una década y ahora su día a
día muta entre la Legislatura y su ciudad natal, Lamadrid.
Lechería,
quintas de naranjas y un gran campo con rosas era lo que uno podía ver cuando
pasaba en los años 70 por donde ahora se sitúan casas, negocios, boliches,
gimnasios, sangucherías, panaderías y demás locales comerciales que fueron
formando parte de lo que hoy en día es el barrio. Eso es lo que comenta Raúl Mambrini, dueño de la mayoría de las tierras.
- "Antes uno podía hasta comer en la calle o jugar a la pelota. Ahora es imposible por la cantidad de autos que pasan", expresa Raúl.
Los 1 y 101 de Lomas de Tafí, cualquier 131 y el 19 son los colectivos que te depositan a una cuadra de la entrada del barrio. El 142 lo hace en la Ejército del Norte, mientras que el 12 es el único que transita las calles del mismo, haciendo la vuelta de su recorrido en Manuel Alberdi y Emilio Castelar, donde se ubica la Escuela Blas Victorio Conrero.
- "Antes uno podía hasta comer en la calle o jugar a la pelota. Ahora es imposible por la cantidad de autos que pasan", expresa Raúl.
Transporte. El 1 es uno de los colectivos que te depositan cerca del barrio. |
Las
historias, como en todo lugar, surgen con solo investigar. Exorcismos,
brujerías y macumba es lo que uno puede encontrar en este barrio en el que
literalmente, se encuentra de todo. El primer relato que llega a mis oídos es
el de Mariana; una chica que vivía
en calle Manuel Alberdi y Madrid, dicen los que eran sus amigos, que en Septiembre de 2009 su alma estuvo poseída. Como todo día del estudiante,
ellos se juntaron para festejar y de forma jocosa se dijeron de jugar a la
copa, el conocido juego para llamar a espíritus. Como Mariana no quería,
empezaron a decirle cosas hasta que aceptó.
- “El problema fue cuando la copa se movió”, comenta Bruno.
- “El problema fue cuando la copa se movió”, comenta Bruno.
Sus ojos se
abren grandes y dice no haberse sorprendido, porque pensaba era uno de sus
amigos. Pero nadie fue el encargado de tal broma. Cortaron todo ahí y
decidieron no decirle a nadie de lo sucedido. Pero el problema es que en este
juego, antes de dar por terminado todo, hay que despedirse de los espíritus. El 30 de Septiembre de 2009 no fue un
día más en el barrio, muchos de los changos que estaban en la esquina de Madrid
y Thames se quedaron asustados por los gritos que provenían de una cuadra hacia
sus espaldas. Mariana se encontraba aferrada a su cama, brazos y piernas
agarrados con una soga, un cura, su madre y su padre estaban presentes en la
habitación donde se realizó el exorcismo, los demás estaban afuera, esperando
la resolución del acto.
Recuerdos para borrar. Imagen del saqueo en 2013. |
La “jornada”
se extendió desde las 20 hasta las 7 de la mañana aproximadamente, ya que
varios tuvieron que quedarse de “serenos” para evitar sorpresas. En el
transcurso de las horas el miedo fue creciendo, aproximadamente a las 2,
algunos “vecinos” intentaron atravesar las instalaciones de la SAT para
ingresar al barrio pero los escopetazos de Don
D’Elía hicieron que sus ganas se esfumaran al mismo tiempo que los
cartuchos caían al suelo. En varias
casas se utilizó el método de poner la mesa sobre la puerta de entrada para
evitar el forcejeo ajeno. Luego de esto, tres días después, los vecinos
cortaron la calle y pusieron un tablón en el medio en modo de festejo por
haberse defendido entre todos.
Muchas son
las historias malas, pero también las hay buenas o positivas. Las historias de
recuperación por droga no abundan pero sí ocurren en el barrio. Ariel, uno que la peleó y la siguen
peleando, nos cuenta cómo salió de algo tan adictivo como las sustancias
prohibidas. El hombre de 36 años, 1,98 de altura, flaco, pelo mojado, su cara demuestra
esperanza y esfuerzo; comenta que perdió su trabajo, su hogar y hasta su
familia por la inhalación de cocaína. Cuando comienza a contar su historia sus
ojos se llenan de lágrimas y sus piernas empiezan a moverse cual
baterista. Arrancó a los 17, empezó con el faso y luego decidió probar cosas nuevas.
Las vueltas de la vida lo llevaron a encontrarse con la cocaína, o la novia
blanca, como la llama él, haciendo alusión a la canción de La Mona Jiménez.
Pasaron unos años hasta que se dio cuenta que no podía separarse, su amor era
más fuerte pero cuando perdió todo tomó la decisión de divorciarse.
- “Tuve que estar internado en el Obarrio unos meses y luego pude salir”, comenta mientras seca sus manos sudadas con su pantalón corto deportivo. Ahora disfruta de su familia y sus hijos en Madrid 2190, lugar donde nació y creció.
- “Tuve que estar internado en el Obarrio unos meses y luego pude salir”, comenta mientras seca sus manos sudadas con su pantalón corto deportivo. Ahora disfruta de su familia y sus hijos en Madrid 2190, lugar donde nació y creció.
Buscar a la
primera personas que llegó a vivir aquí se complica. Algunos señalan el
kiosco de la Juan José Paso y Madrid, la “Gringa”, me dicen. Consulto pero ella
misma me confirma que su presencia se pudo ver desde 2003, donde ya había
muchos vecinos en el lugar.
- “Fijate en Fidel”, me avisa.
- “Fijate en Fidel”, me avisa.
Y ahí fui, a
lo de Don Fidel. Fidel Cornejo es de esas personas que uno
con solo verlas se dan cuenta de su humildad. Con sus 65 años sigue laburando
por las changas. Su ropa demuestra que siempre está dispuesto a realizar
cualquier trabajo que sea necesario, siempre y cuando tenga que utilizar sus manos y no la cabeza. Sus botas punta de acero y su pantalón de grafa ya desgastado, afirman que hace tiempo los tiene en su posesión. Cuando lo
saludo con un apretón de manos sus palmas ásperas me demuestran el esfuerzo del
trabajo diario.
- “Yo vine de grande aquí, me apropié de uno de los terrenos que nadie se hacía cargo, lo limpié y lo dejé listo para armar mi casa”, afirma Fidel.
- “Yo vine de grande aquí, me apropié de uno de los terrenos que nadie se hacía cargo, lo limpié y lo dejé listo para armar mi casa”, afirma Fidel.
Su hogar,
hecho a base de maderas y cubierto por una lona verde que oficia de techo, sufren cuando la lluvia pega fuerte. Las canaletas de tierra alrededor de su casa no funcionan como él quisiera cuando el agua es
incesante. Pero él afirma que lo único que le interesa es poder tener para
comer y mantener a sus cuatro perros, lo que más ama en su vida.
- “Yo siempre pensé que el barrio tenía como nombre Barrio Vial, siempre lo conocí de esa forma y me sorprende que se llame de otra manera. Algunos vecinos no saben ni dónde viven entonces".
Fidel no sabe leer ni escribir, afirma que necesita de la ayuda de los demás residentes para tipear o leer un mensaje. Lo único que sabe diferenciar de su celular es la hora, la cual siempre pide adelantar cinco minutos para cuando suene la alarma salir más temprano de lo que dice su reloj y llegar a horario al trabajo que tenga que hacer.
Fidel no sabe leer ni escribir, afirma que necesita de la ayuda de los demás residentes para tipear o leer un mensaje. Lo único que sabe diferenciar de su celular es la hora, la cual siempre pide adelantar cinco minutos para cuando suene la alarma salir más temprano de lo que dice su reloj y llegar a horario al trabajo que tenga que hacer.
Los domingos
son los días de descanso, donde la mayoría de los trabajadores tiene su franco
semanal. Cuando camino por el barrio, los aromas de comida varían, pastas y
asado son los principales en las ocho manzanas que lo conforman. La música no
descansa, cumbia, cuarteto, trap y folklore es lo que suena en los hogares y
mesas. La peña de la Sanguchería El
Turco, se escucha a lo lejos, el olor a carne asada, pollo, achuras,
milanesas y empanadas, te hacen imaginar que no la vas a pasar nada mal. Pero
también, además de las clásicas comidas familiares, están aquellos que
agradecen el poder vivir un día más. La Iglesia Evangelista Bautista Bet-el es la que está ubicada en Avenida Francisco de
Aguirre 2050, y a la cual acuden varios fieles. La misma nació hace 30 años de
la mano del Pastor Lorenzo Owens,
quien actualmente está acompañado de su esposa Ruth a la hora de dar la reunión
general, los domingos a las 20. La creación de esta iglesia fue para predicar
la Palabra de Dios y poder atraer gente que pueda seguir haciéndola conocer a
partir de las enseñanzas recibidas.
Goleador tucumano. "Cachi" Zelaya es ídolo en Talleres. |
-"No tenía idea que el barrio se llamaba Cerro de Las Rosas, es más, nosotros jugamos aquí con el nombre de Barrio Vial", afirma el ex delantero de Talleres, Atlante de México y Mérida de España.
Además de él, existen varios deportistas que nacieron y crecieron dentro del barrio, y que a pesar de las adversidades siguen con la intención de cumplir sus sueños. Jonathan Núñez y Luis Núñez, los hermanos basquetbolistas que jugaron juntos en Asociación Mitre y ahora la vida los separó, Luis viste los colores de Estudiantes mientras que el "Chueco" sigue en su amado "Verde" de la Plazoleta; Aníbal Medina, futbolista que vistió la del "Santo" y San Jorge y llevó sus 1,90 de altura a Deportivo Madryn y San José de Bolivia; y Nahuel Díaz, el joven armador de vóley que ya vistió la camiseta nacional y consiguió salir campeón en juveniles, actualmente juega en Tucumán de Gimnasia, son algunos que caminan por las calles del Cerro de Las Rosas.
Para empezar el finde. Privilege abre sus puertas viernes y sábados por la noche. |
Barrio Cerro
de Las Rosas, el lugar donde todo florece, como Mariana, que luego de su
exorcismo pudo rehacer su vida tranquilamente, como Ariel, que disfruta de las
guitarras sonando y esa costilla que tanto le gusta, como tantos otros vecinos,
que a pesar de vivir hace años no quieren irse y los nuevos, que quieren
quedarse siempre.
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