Queda prohibido rendirse
Un mensaje, una convocatoria y la emoción de poder cumplir uno de
sus sueños. Mery, como le gusta que le digan, estaba trabajando en el colegio,
en el recreo le llegó un mensaje de Coco Pacheco, entrenador de Atlético,
diciéndole que necesitaba hablar con ella. A las dos horas pudieron
comunicarse, ella no tenía idea de lo que quería decirle. Pacheco estaba
armando un proyecto, un seleccionado tucumano de Hockey de mayores de 40, la
había visto jugar y quería contar con su presencia.
Mery vistiendo
por primera vez la camiseta del Seleccionado.
- Fue muy sorpresivo, me puse muy contenta.
Nunca dudo en contestarle que sí, que cuente con ella. Se emociona
mucho al pensar en esta nueva oportunidad que le están dando, para seguir
haciendo lo que ama.
María de
los Ángeles Sfeir nació en San
Miguel de Tucumán, tiene 43 años. Es profesora de inglés y juega al hockey
desde los diez años. Una de sus vecinas, Silvina
Pena, practicaba este deporte en San
Martín, recién se iniciaba el hockey infantil en el club.
- Nos
llevaba a su casa a mí y dos amigas más, nos daba un palito a cada una y nos
hacía jugar.
Silvina, una de las pioneras en el hockey de San Martín, la
llevaba y traía de los entrenamientos. A Mery se le puso la piel de gallina al
recordar esos momentos, las enseñanzas, los primeros entrenamientos, la
ansiedad y las ganas que sentía antes de ir a jugar.
- Esperaba
con muchas ganas los domingos. Entrenábamos los sábados y jugábamos los
domingos.
Se ríe, todo el tiempo se ríe. En ese momento la emoción inundaba
su cara en un mar de recuerdos que parecían llevarla a su infancia y revivirlos
a cada momento. Se quedó en silencio unos segundos, pensando y luego volvió a
reír, como una niña chiquita. Estábamos sentadas en el patio de su casa, su
perro jugaba alrededor de nosotras mientras se acercaba para que le hiciera
cariño. Comenzó a contarme una divertida anécdota de cuando recién empezaba a
practicar. Era un domingo a la mañana, llovía mucho, ella y una amiguita
salieron de sus casa tapándose con un paraguas para ir a buscar a su
entrenadora porque tenían partido. “TOC TOC”, cuando abrió la puerta ella les
dijo riéndose un poco al ver lo ansiosas que estaban las dos y les dijo que
vuelvan a dormir, que cuando llovía no se jugaba. Una vez más, quedó demostrado
para mí, cuanto ama lo que hace desde hace tantos años.
Se levantó a poner agua caliente en el termo para seguir tomando
mate y cuando volvió empezó a contarme
uno de sus momentos más duros durante su adolescencia, justo antes de poder
debutar en primera. Tenía 18 años, el
que era su director técnico en ese momento le dijo que después del partido de
intermedia entraba a jugar con la primera.
- A lo
mejor por la misma ansiedad que tenía, hice un mal movimiento corriendo, me caí
sobre mi tobillo y me quebré.
Una fractura de tibia, peroné y tobillo, la dejo afuera de las
canchas por casi un año entero. Todo ese tiempo tuvo que moverse con muletas.
Con un poco de tristeza cuenta ese momento, sumado a que se perdió el viaje de
egresados a Bariloche con sus
compañeros. Sin embargo, después de eso, logró volver como si nada hubiera
pasado.
Eran casi las cinco de la tarde, el calor se sentía mucho en sus
36 grados aunque ella parecía estar acostumbrada a eso. Le pregunte como había
sido el día que por fin pudo hacer su debut en la máxima categoría y su sonrisa
se hizo más grande al recordar ese momento y a su tan querido San Martín. Pero
lo que más recuerda es el día en que su DT daba la lista para saber quién
entraba al viaje para el Torneo Nacional.
- Era el
momento clave de mi vida. Yo me mataba, me esforzaba un montón.
Me contó también, que en esa instancia de su vida era bastante
gordita y tenía que sacrificarse mucho pero llegaba. Eso fue lo que la motivó a
hacer un cambio en su vida y su forma de alimentarse, ella sabía que podía y al
final logró mucho más de lo que alguna vez se imaginó.
Durante su adolescencia, hubo una persona que la marcó mucho. Enrique Benthercourt, fue su entrenador
en equipo de La Ciudadela, el que
siempre le tuvo fe y le dio oportunidades para crecer. Lo que más resalta, es
que le enseño a tirar los penales para las etapas definitorias. Su mejor
recuerdo viene de ese año, de patear penales, cuando nadie más que “El Pulpo”,
como es reconocido el DT, tenía confianza en ella.
- Me pare y tire un penal hermoso, justo donde
mi entrenador me había dicho
Haber tenido esa oportunidad, le generó una satisfacción que no podía
ser comparada con nada.
***
Eran las siete y veinte de la tarde, yo salía de mi edificio para
buscar un taxi, bajé 1, 2, 3, 4 escalones, el sol todavía estaba bastante
fuerte y el calor se sentía como fuego. Unos quince minutos me demoré en llegar,
a pesar de que su casa queda lejos de la mía, el poco tráfico ayudó a poder
llegar puntual. Al llegar me abrió la puerta Martín, su pareja, con la cual está hace más de 7 años. Mery había
salido a comprar leche para la merienda de su hija menor, y unos diez minutos
después entraba por la puerta, saludándome, tan amable como siempre. Comenzó a
mostrarme fotos de ella cuando era chica, de sus padres y hermanos, de sus
hijos.
- No están
tan lindas las fotos, medio arruinadas porque son viejas.
Creció con sus padres y dos hermanas mayores, mucho más grandes
que ella, era la consentida de la casa. Vivió una infancia muy tranquila, con
padres estrictos, pero con muchas enseñanzas y mucho amor.
Estábamos sentadas alrededor de la mesa, tomando mate con galletas
dulces mientras seguíamos conversando, miles de historias, recuerdos y
vivencias salieron a la luz en ese momento en medio de risas y otras al borde
del llanto.
Recuerda con mucha alegría y un poco de tristeza a la vez, como
era salir a jugar en la calle con las amigas, salir a andar en bicicleta, cosa
que sus hijos no hicieron nunca por la inseguridad que se vive hoy. Eso
definitivamente es lo que más extraña de su niñez.
Los minutos parecían no pasar y la charla era cada vez más
interesante, ella movía mucho sus manos para expresarse, claramente como la
mayoría de los profesores. Desde chica le gustaba el inglés, aprendió mucho
sola, viendo vídeos o traduciendo canciones, pero al salir de la secundaria no
tenía muy claro lo que quería hacer, le gustaba también la carrera de Educación
Física o Periodismo Deportivo, pero para esta última, en esa época no había
donde hacerla.
- No había
puertas abiertas para las mujeres en lo absoluto.
Hace 25 años aproximadamente, cuando esto pasaba, ella decidió
estudiar el profesorado de inglés y le fue muy bien desde el principio. No
sabía si le gustaba realmente la docencia, pero amaba el inglés y lo sigue
haciendo, sumado a que al día de hoy le encanta enseñar.
- No sabes si te gusta la
docencia hasta que te paras en el aula con alumnos y empezás a impartir tus
conocimientos y ver las caritas de todos cuando estás enseñando. Ahí realmente
supe que era lo mío.
Un rato antes, hablábamos de la adolescencia, y mientras le ponía
azúcar al mate, respiró profundo y un poco de tristeza salió al recordar esos
años de su vida. Fue una de sus épocas más duras, sus padres se separaban en
ese entonces y su vida era "muy revoltosa", esa fue la palabra que
usó para definirla. Muchos años atrás, Mery recuerda con picardía algo que hizo
y le costó bastante caro, cuando para un cumpleaños de su padre, que recién se
mudaba a otra casa, se tenía que ir en colectivo y al final se quedó con sus
amigos y sus familiares la buscaron todo el día. Hoy lo recuerda con mucho
humor pero también se sigue arrepintiendo un poco porque después de todo es su
padre. Él murió hace ya cinco años, pero
lo sigue recordando como su guía.
Después de un rato largo de charla, nos acomodamos para empezar a
grabar y ella como el primer día estaba muy emocionada y dispuesta a todo. Una
vez con la cámara prendida, comencé a indagar un poco más sobre lo que ya
estábamos hablando antes, ella sentada en su silla de piernas cruzadas, curiosa
por lo que yo iba a preguntar, me dijo que estaba un poco nerviosa por esta
entrevista porque no suele hablar mucho de su vida. Pero mientras la
conversación pasaba, se relajaba un poco más. Yo estaba sentada al frente, ella
me miraba mientras contaba y se sonreía, se reía por sus recuerdos buenos,
hasta que casi al final las lágrimas comenzaron a salir cuando la pregunta
sobre sus hijos llegó. Tiene tres,
Luciano de 19, Joaquín de 15 y Nazarena de 11.
En uno de los primeros
encuentros, destacó fuertemente a su hija, la más chica pero la que siempre, a
pesar de su corta edad, tiene un consejo para darle o la levanta cuando ve que
está mal. La define como su compañera, una nena que se merece el cielo. Sus dos
hijos más grandes, son un poco más independientes a ella, las veces que tuve la
oportunidad de estar en su casa y ver como es la convivencia, solo pude conocer
a uno de ellos, pero siempre cuando su madre los necesita están ahí para ella.
Cuando la cámara se apagó, seguimos conversando sobre sus hijos y
en sus ojos se veía tan reflejado el amor que siente por ellos. Algo que me
llamó mucho la atención, fue su forma de pensar con respecto a dar todo por la
familia. Un sentimiento que comparto, una filosofía un poco especial y
diferente, que es alguna veces, raro de escuchar viniendo de un padre.
- Estoy yo
primero, creo que he logrado que mi familia este como está hoy porque logré
creer en eso. Que yo soy el eje de esto y que si yo estoy bien, mis hijos están
bien.
Sentadas alrededor de la mesa familiar, volvimos a ver las fotos y
mientras ella me servía un poco de jugo de pomelo en un vaso, le pedí que me
contará 1, 2 o 3 historias que se acordara. Cuando levantó la primera, donde
ella era muy chiquita, estaba con sus padres y sus hermanas, la miro un rato
para después contarme que era la cena de egresados de su hermana mayor. Una un
poco más reciente, pero también con su familia, en donde habían dos chicos más,
eran sus hermanos menores, hijos de su padre. Tiene una relación muy linda,
siempre están viéndose, se juntan a comer por lo menos una vez al mes todos. Se
emocionaba cada vez que agarraba una foto, pero pude ver la felicidad en su
cara cuando vio una donde estaba con su club, el club que ella ayudó a fundar.
Eran de los primeros años, estaba muy joven. Era su primer año como entrenadora
de Quijano, una foto en Tucumán Rugby que le dieron como regalo
de cumpleaños. La última que me mostró
fue una muy vieja, estaba en una pista de patinaje de hielo.
- Mi papá
nos subía a todos los primos en el auto y nos llevaba a la famosa pista Winner
que quedaba por la calle Junín.
Se ríe al recordar la pista gigante, dice que tenían que sacarla
de los pelos porque no se quería ir, algunos de sus mejores recuerdos son en
ese lugar con sus primos, donde se divertía, jugaba, soñaba. Entre carcajadas
se acuerda de una anécdota, cuando se cayó en medio de la pista y había chicos
que cuidaban a los que patinaban, cuando se acercó uno a levantarla ella quedó
fascinada porque era muy lindo, hoy se acuerda con mucha gracia la vergüenza
que sintió en ese momento.
Ya eran las nueve y media de la noche, me despedí y ella me
agradecía por hacerla recordar tantos momentos. Me subí al taxi, no sin antes
invitarla a merendar uno de estos días junto con su hija. La cuidad estaba muy
oscura, no se veía mucha gente caminando, pero los autos inundaban las calles.
***
El nueve de noviembre, jugó el último partido del año,
última fecha del anual por la Copa de Plata. Era la posibilidad para salir
campeonas con Quijano, con su club, el mismo que ella y dos mujeres más
fundaron. No se pudo, Cardenales
terminó ganando, pero algo muy importante
que ella y sus compañeras tienen presente es que el
hockey siempre da revancha y que todavía tienen mucho camino que recorrer.
Estaba un poco triste al salir de la cancha, pero es tan
fuerte el amor que se tienen entre todas que en ese momento era más importante
el haber llegado a esa instancia con esas posibilidades.
Luciana Flores,
Nancy Tomas y Mery, tuvieron la idea de crear una institución deportiva porque en el Liceo, donde entrenaban no tenían la
posibilidad ni la comodidad para realizar sus prácticas. Ellas y un grupo de
chicas más se fueron a alquilar en otro lado. Totalmente independizadas, las
tres decidieron fundar su propio club. El nombre que eligieron, Quijano. La
explicación es fácil, Quijano Alonso
es Don Quijote de la Mancha, un loco
soñador con el que cada una de ellas se siente identificada.
Por el momento, solamente cuentan con lo
necesario para poder entrenar, pero no con un espacio físico. Alquilan canchas
de hockey en Tafí Viejo o algunas de
fútbol cinco, gracias a las cuotas mensuales que aporta jugadora.
- Tuvimos la oportunidad de haber ganado un concurso de Tarjeta Naranja,
Un Gol un Potrero. Recibimos muchos materiales que cuidamos muchísimo.
Están convencidas que dentro de poco van a lograr
tener su lugar, trabajan todos los días por cumplir ese sueño.
Una gran amiga, compañera de años, fue como describió Mery a Nancy. Un
gran ejemplo de que los deportes te dan amigos para toda la vida. Se conocen
desde los diez años, cuando iniciaron en San Martín, jugaron un tiempo juntas y
se hicieron amigas. Nancy dejó de jugar un tiempo, pero el destino las cruzo
otra vez. Se reencontraron en el Liceo y ahora comparten mucho más que la pasión
por el deporte.
- Es una persona bastante firme en sus convicciones, somos apasionadas
de esta disciplina.
***
Fanática de River. Fuera
del mundo de la bocha, su gran referente es Marcelo Gallardo por su capacidad a la hora de sacar lo mejor de
cada jugador. Desde hace un tiempo, además de jugar, ella se encarga de dirigir
al equipo y como a Gallardo desde el principio le fue bien, consiguió ese mismo
año un título.
Hace un poco más de un mes, apareció la convocatoria al Seleccionado Tucumano para mayores de
40, la meta que no había conseguido alcanzar hasta el momento y por la que su corazón
saltaba de felicidad.
No conocía a casi nadie del grupo, no sabía si iba a adaptarse con
facilidad, preocupada por el defecto que reconoce tener. Al ser una jugadora muy mental, la ansiedad le
juega en contra muchas veces y no logra demostrar lo que realmente es capaz de
hacer. Nada de esto fue impedimento, tuvo aceptación de la mejor forma. Me
cuenta que las chicas son amorosas, que no le podría haber tocado un mejor
grupo.
- Me querían
bautizar y todo por ser la primera vez que estoy.
El Torneo
Americano de Hockey era en La
Plata, viajaron en avión y ese fue otro sueño que pudo cumplir. Compitieron
con jugadoras muy reconocidas a nivel internacional, siendo este un
seleccionado totalmente nuevo, consiguieron dejar muy bien ubicada a la
provincia consiguiendo el cuarto puesto.
Un suspiro cargado de nostalgia, felicidad y amor, mucho amor sale
de su boca al preguntarle que siente por este deporte. No sabe, no puede
explicar con palabras lo que significa, pero sabe que la gente ve en ella pura
y absolutamente hockey. Es parte de su vida, algo que la acompaña desde muy
chiquita. A sus 43 años, piensa mucho en dejar de jugar, pero de una forma u
otra la vida siempre encuentra la manera de seguir juntadolos.
- Es algo
que soy, no que siento. Lo llevo adentro siempre, es parte de mi vida.
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