Sonrisa desde el corazón
Hablar de perseverancia y de la busca de nuevos desafíos constantes no es para cualquiera, pero con Agustín Gutiérrez, nadador de Aguas Abiertas, parece sumamente natural.
Se podría decir que lo que mayor lo caracteriza
es su sonrisa. Una persona que se muestra ante el mundo muy seguro, aunque por
momentos su timidez se deja ver. Pero es lógico, no está acostumbrado a tener
que hablar con alguien que no sea de su familia o de su círculo de amigos,
sobre sus vivencias en el nado. Parece tener todo memorizado, no se detiene ni
un minuto para pensar en las respuestas, da la imagen de que todo lo que dice
es automático.
El día era típico de la primavera tucumana, la
siesta rozaba los 35°. Las gotas de sudor que caían sobre el rostro de Agustín
Gutiérrez podrían ser tranquilamente del mismo calor del día o del nerviosismo
al tener que enfrentarse por primera vez a una cámara para hablar de las
intimidades de su vida.
Eligió sentarse orillado a la pileta del Club
Azucena, lugar que describe como su segunda casa ya que entrena lunes, martes,
miércoles, jueves y viernes, siempre al mediodía, hora ideal en esta época del
año para sumergirse en el agua y quedarse ahí un buen rato. Mientras comienza a
recordar parte de sus tantas aventuras en los distintos puntos del país, se
hace difícil oírlo con claridad ya que su voz se mezcla con la de la
instructora de aquaeróbic y los ruidos que hacen sus alumnas ¡paf! ¡paf! llenas de energía y
felicidad como en una clase de zumba.
Empezó a practicar Natación cuando tenía 13
años, para ese entonces tenía la
complicada decisión de elegir entre la ovalada o las aguas. Un amigo le
hizo conocer el Rugby, le era muy difícil dejar de lado eso para probar nuevos
desafíos, pero como vio que esto le demandaba muchas lesiones, decidió optar
por dejarlo por más que tratasen de hacer hasta la imposible para que siguiera
con ese camino.
El club que lo vio nacer en la natación fue
Central Córdoba, junto con su profesor Alejandro poco a poco fue encontrando,
sin imaginarlo, al amor de su vida.
-Ir avanzando y aprendiendo cada
estilo me parecía fantástico, notaba que el agua me generaba muy buenas
sensaciones y bienestar.
Así con el paso de los años fue
compitiendo en innumerables torneos internos. Hasta que conoció a Pablo
Palacios, el encargado de organizar cruces a nivel NOA. En un principio tuvo la
errónea idea de que era entrenador de Rugby, pero en una charla que mantuvo con
él le contó que entrenaba nadadores de Aguas Abiertas. Allí se despertó una
curiosidad por algo que para él era totalmente desconocido.
Averiguaciones constantes sobre
esta disciplina, que sonaba un poco loca, nacieron y junto con su primo Patricio, su compañero de
aventuras decidieron probar zambullirse en este viaje, total quedaría como una
aventura digna de contar si no era lo que esperaban.
Día espectacular, un sol fuerte
hacían brillar las aguas en El Cadillal. Para empezar 3 kilómetros no sonaba
tan mal, aunque no dejaba de ser un desafío para alguien que decide nadar por
primera vez en medio de la nada. Las sensaciones que sintió en las 3 horas y
media duró que esa travesía eran inexplicables. Pero encontró las palabras
justas para describirlas: la libertad y la tranquilidad total que es difícil de
conseguir en cualquier otro momento de tu vida. Eso de sincronizar el cuerpo
con la mente para no alarmarse y saber llevar la respiración con tranquilidad y
aguantar tantas horas sumergido, es algo que en ese momento no había
dimensionado y que pudo haberle jugado en contra. Pero para ser la primera vez es
lógico.
Cuando tocó tierra, se le
dificultaba caminar pero eso no quitó la sensación de que lo había logrado lo
quería seguir viviendo por el resto de su vida.
-Este deporte es pura adrenalina
y pura pasión, si lo haces desde el corazón es impresionante.
“Desde el corazón” frase que no
puede faltar para describir cómo se maneja Agustín en todo ámbito de la vida.
Con esas tres palabras siempre en mente, buscó nuevos destinos para seguir
sumando aventuras e ir descubriendo lo que es luchar contra la corriente,
someterse a bajas temperaturas y pelear contra las olas.
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Las actividades al aire libre, el contacto
permanente con la naturaleza, no es algo que nació ese día en El Cadillal. Cuando
hace memoria de su infancia, principalmente en el barrio Sutiaga (del cual por
cierto no tiene muy buenos recuerdos por la inseguridad que se vive en la zona),
y luego en el barrio San Martín (lugar donde sigue habitando), lo primero que
pasa por su cabeza es la bicicleta. Ese medio de transporte que lo unía con sus
amigos en las tardes donde le pedían que organizara al grupo para ir desde el
Portal al Cerro San Javier.
Se considera una persona muy amiguera que busca
siempre, en el tiempo que no está estudiando o en el agua, reunirse con sus camaradas. Sin embargo, a pesar de sus
cortos 25 años de edad, dice que prefiere salir a tomar algo “tranqui”, que eso
de ir a bailar lo dejó en otra etapa de su vida. Y claro para alguien que
estudia y que se encuentra en constante búsqueda de nuevos desafíos le es casi
imposible desvelarse por lo que conlleva la recuperación al día siguiente.
Mountanbike, running, se podría decir que
Agustín es una persona que necesita siempre estar probando disciplinas e ir comparando las
sensaciones que producen cada una de ellas. Así como se incentiva a sí mismo,
trata de hacerlo con los demás.
Julieta Brito es una amiga que conoció en el
ANGLO hace dos años, de ahí en clases de Inglés y de verse constantemente nació
una amistad que a pesar de que no es de largos años, pareciera que se conocen
de toda la vida. En cada ocasión que él habló le era imposible no nombrar a su
compañera con la que se ven casi todos los días.
Al principio solo hablaban por medio del
Instituto, pero con el correr de los días se dieron cuenta que la distancia
entre sus hogares era escasa, por lo que las juntadas para estudiar se hacían
cada vez más frecuentes. Cuando ella describe a Agustín solo tiene palabras
positivas, aunque en algún momento se le escapó algo malo que quizá hasta él
quedó sorprendido.
-Lo que tiene Agustín es que le cuesta mucho
ver las cosas negativas de las personas, pero es algo que creo que irá
mejorando con el paso del tiempo.
Algo que para otros sería sumamente bueno para
destacar, Julieta lo marca como algo para mejorar en su persona y que a “Agus”
(como le dicen sus allegados) al escuchar lo pone tomate. Aunque
automáticamente trata de corregir su compinche, ahora solo quiere destacar que
es una persona muy inteligente, palabra clave que usa ella para describirlo.
Como ya se mencionó anteriormente, es una persona
muy convincente, no acepta un no como respuesta a la hora de proponer algo. Por
ello logró que hicieran carreras de running hace un año, comenzar con 10
kilómetros y poco a poco ir rompiendo marcas es algo que se propusieron juntos.
Pero como si fuera poco, ahora busca ser su instructor de nado, una idea que a
Julieta no le molesta en lo absoluto, es más, casi se podría decir que se pone
en “modo Agustín” cuando se lo plantea, ir por nuevos desafíos es algo que en
los dos predomina.
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A la hora de hablar de su familia la postura, la voz y la
imagen cambian completamente. Hace notar que es una persona muy familiera que
valora cada momento que pasa con sus allegados. Pero en el momento en que en el que recuerda a su abuela, sale a luz su
faceta sensible, cosa que trata de ocultar la mayor parte del tiempo, solo que
ahora le es muy difícil esconder. Era y es una de sus grandes referentes porque podrá tener gente que quiera imitar en
lo deportivo, pero ella le dejó una imagen que trata de imitar por su actitud
que tenía ante la vida.
-Todos los días a la mañana se levantaba temprano y caminaba
diez cuadras para hacer Yoga o Tai Chi.
Carlina una mujer llena de energía, que siempre estaba con
una sonrisa en la cara (ya se sabe de dónde lo heredó Agustín). Para él cuando
ella partió de esta tierra fue el momento más duro en su vida. Era su
compinche, su compañera, a la que siempre acudía cuando necesitaba un consejo.
Fue quien siempre lo inculcó a que cuando algo lo apasiona sea constante y no
se deje vencer, que en la vida siempre va a tener tropiezos, no todo es color
de rosa.
Sin embargo el no tenerla más a su lado no fue algo que lo
bajoneó, sino que lo tomó como un envión a seguir luchando por sus sueños, a
nuca bajar los brazos. Porque sabe que haga lo que haga ella siempre lo estará
guiando desde el cielo.
Luciana es la típica hermana mayor que se le
infla el pecho de orgullo cuando le
preguntan sobre él. Son inseparables, planean junto con su madre las vacaciones
perfectas todos los años o también se podría prender en alguna que otra
aventura que organiza Agustín constantemente, ya que para ella sería un honor
poder presenciar en vivo y en directo las locas hazañas que realiza.
Cuando necesita un oído con el cual desquitarse
luego de un pesado día fuera de casa, él es la persona perfecta para acudir por
un buen consejo o de buscar una
motivación. Aunque ella tampoco se queda atrás, es una de los grandes pilares
cuando tiene que competir, cuando se nota que está nervioso o sobresaltado
previo a nadar, tiene las palabras justas para tranquilizarlo hacerle saber que todo lo que se proponga lo
puede conseguir por su dedicación y la
perseverancia que lo caracteriza.
-Es una persona que no le teme a los
desafíos a nivel deportivo y que siempre está tratando de superarse tanto en la
natación como en otros aspectos de su vida.
Una frase que parece un poco repetitiva, pero que
describe a la perfección su esencia. Con amigos, familia y hasta con
desconocidos él siempre trata de ser la misma persona con todos, transmitir energía
y confianza en toda circunstancia es algo fundamental para él.
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Siempre admiré a las personas que son capaces de
desafiar a los cuerpos de agua de gran extensión. Infinitos paisajes soñados se
vienen a mi mente dignos de una película de Disney que te hacen soñar y de
imaginar que existe un mundo ideal, es casi imposible pensar que alguien tenga
el atrevimiento de nadar allí.
Pero nada es imposible en esta vida y menos cuando se
habla de Marcelo Agustín Gutiérrez. Sin ánimos de presumir mostraba las fotos
de sus hazañas en los distintos puntos del país emocionado al recordar cada una
de ellas. Quedé maravillada al conocer los lugares que parecían de fantasía,
seguía creyendo las posibilidades de que alguien tome el valor de recorrer tan
largas distancias por horas y horas. Pero poco a poco cuando percibía las
emociones del aventurero me iba convenciendo de que hay gente en el mundo que no le teme a nada.
El Lago Nahuel Huapi, el
intenso color azul, sus islas y el paisaje que lo rodea, es uno de los puntos
más hermosos de Argentina y gran atracción turística, el panorama perfecto para
los apasionados de la Natación. El nadador que tengo a mi derecha fue uno de
los tantos afortunados de haber vivido esa experiencia en carne y hueso.
Se animó a competir ahí cuando una
amiga de Río Negro llamada Daira Marin le comentó sobre este acontecimiento, lo
fue tratando de persuadir para que se anime a llevar a cabo la travesía. Así como tiene esa facilidad de impulsar a los
demás a aceptar desafíos, tampoco es una persona que haya que presionarlo
demasiado para realizar una tarea.
Confesó que la preparación no fue
tan extrema aunque los días previos la preparación si fue más exigente al tener
que cuidarse con la comidas. Lo más sorprendente es tener que tener que
someterse a duchas con aguas frías para ir acostumbrándose al clima al cual se
enfrentaría en las 2 horas y 45 minutos en los que estaría flotando.
7.500 kilómetros, 12°, 230 metros
de profundidad, una escasa visión de tan solo 20 metros. Sigo creyendo que hay
que estar loco para hacer semejante cosa. Pero la admiración que siento, como
la de una madre, al escuchar cada
palabra que utiliza para contar ese viaje sueño cumplido.
Eran sentimientos encontrados los
que sentía a medida que recorría semejante distancia, lo primero que se le
cruzaba por la cabeza era “¿qué hago aquí?”, desde la ignorancia total quiero
decir que todos nos preguntaríamos todos, solo que antes de entrar en el agua. A
pesar de todo, cuando su cuerpo se acostumbró a la baja temperatura y al ver a
las personas que estaban con él en la misma sintonía, lo que recorría su cuerpo
internamente fue cambiando.
-Cuando te queda la recta final es
el momento de disfrutar al máximo.
En la vida siempre se tiene que aspirar a superar tus
logros, nunca hay un techo si confías en vos mismo y pones mucho empeño y
corazón. Por eso Agustín siente que eso de Bariloche va a quedar chico si consigue
hacer lo que anhela con toda su alma. La carrera de La Triple Corona en Manhattan,
Estados Unidos, es algo que para él por
el momento parece lejano pero que lo tiene como su máximo sueño, una hazaña que
le gustaría poder presumir en las paredes de su casa como ya lo hace con los
diversos viajes que ya tuvo el honor de hacer.
Queda demasiado claro lo que Agustín le
muestra al mundo, firmeza, trabajo, constancia y se podría seguir usando clases
de palabras positivas para describirlo. Siempre con la cabeza en alto, no
importa cuál sea la situación a la que se enfrente, cuando se hace con una
sonrisa en el rostro y con el corazón nada es imposible.
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